Luis XI de Francia fue nombrado rey a sus 38 años, le apodaban «El Prudente», era cercano a la gente, su actitud era relajada y espontánea, cuenta la leyenda que no le gustaba la rígida etiqueta cortesana, por ello trataba con toda clase de personas, e incluso las sentaba algunas veces a su mesa; por ejemplo, a menudo invitaba a un mercader llamado Maese Juan. Un día, viendo éste los favores que le dispensaba el soberano, se creyó en situación de poder pedirle un título de nobleza. En esto se equivocó Maese Juan porque el rey, si bien le concedió lo que le pedía, no volvió a invitarle a comer.
En una de las pocas ocasiones en que se vieron, Maese Juan le recordó al soberano los tiempos en que comían juntos, lamentando que no continuase aquella costumbre, ante lo que el rey le contestó:
-Es que tu condición ha cambiado, antes eras el primer mercader y como tal, yo te invitaba, pero ahora eres el último de los nobles y no puedo sentarte a mi mesa sin ofender a los demás.