Por Beatriz Pelayo
Siempre es buen momento para evaluar y reflexionar sobre los avances e impacto que tienen nuestras acciones; en el Sector Educativo tan diverso como complejo, hay periodos específicos para realizar evaluaciones de todo tipo y a todos sus actores, de esta manera se mide el impacto que cada programa tiene en su campo, (en el caso del área laboral bien vale la pena citarlo como “campo de batalla”), y este es un momento oportuno para reflexionar sobre resultados concretos, ya que el Centro de Investigación para el Desarrollo A. C. (CIDAC) acaba de publicar los resultados de la Encuesta de Competencias Profesionales 2014 (EPC), que vale la pena analizar.
Es en este estudio donde convergen todos los actores de la comunidad educativa: autoridades (desde Educación Básica hasta Superior), docentes de todos los niveles educativos, padres de familia, Asociaciones y Organizaciones inmersas en el tema educativo, así como los propios estudiantes y egresados de Educación Básica, Media Superior y Superior.
Mucho se habla, estudia e investiga sobre la calidad educativa, poco sobre la vinculación empresa-universidad y mucho menos sobre el rendimiento que los egresados de las Instituciones de Educación Superior tienen al momento de estar en el campo real (ya no en el teórico de la butaca), y por los resultados de la EPC, podemos afirmar que nos hemos concentrado en la transmisión de conocimientos, en antiguos sistemas, métodos y técnicas de enseñanza y hemos perdido de vista el propósito principal: el desempeño del egresado en su área de trabajo.
¿Cuántas instituciones incluyen en sus programas académicos temas como negociación, entrevista de trabajo, elaboración de curriculum?, ¿cuántas dedican en sus programas de estudio el desarrollo de las “competencias suaves” (a modo de currículum oculto o no)?, ¿en cuántas aspectos básicos como la puntualidad pasa a ser un requisito para la lista de asistencia y no para la formación de profesionales con sentido de excelencia?
¿En cuántas familias se forman personas íntegras, formales, es decir, puntuales, limpias, ordenadas, con alto sentido de responsabilidad (y lo que se entienda por integridad y formalidad)?
Hay una frase muy desgastada: “La educación es tarea de todos”, usada con fines académico-políticos, que retomo esta vez porque los resultados que muestra este estudio son tan impresionantes como alarmantes. Cuando de deportes se trata, hasta la playera nos ponemos y ondeamos con orgullo la bandera, podríamos ser un niño héroe que se lanza desde lo alto del estadio para salvar a la patria, ¿y entonces por qué no se hace desde el centro de trabajo?, ¿acaso ese nacionalismo exacerbado se agota al mismo tiempo de cada partido?, ¿o es de uso exclusivo para fines deportivos?
Un país se mejora en cada hogar, en cada familia, con la acción de cada individuo en su área de influencia, en lo familiar, laboral y en lo social, no sólo en lo político y económico.
La invitación es a que como individuos reflexionemos sobre nuestra definición propia de excelencia, prosperidad, desarrollo personal, laboral y social y tantos otros conceptos que reposan en el diccionario esperando a ser usados, desgastados y ampliados por su uso continuo en todas las áreas de nuestra vida.
A las IES, a reflexionar sobre los contenidos, métodos, procesos, técnicas que se utilizan no sólo en el aula (y que ahí bien vale la pena revisar los procesos de selección y permanencia de los catedráticos), revisar los procesos administrativos; a fortalecer las áreas de vinculación, para trascender la firma de un convenio y a explorar nuevas formas de desarrollo de proyectos.
También va una invitación a las empresas, organizaciones e Instituciones del sector gubernamental, para que cuando reciban practicantes o alumnos que prestan su servicio social, los involucren en áreas y actividades donde puedan experimentar lo que en realidad sucede en una organización pública o privada y aporten si no experiencia, sí ideas y propuestas de mejora, ya que hasta ahora la mayoría son asignados como personal de apoyo, la mayoría de las veces en actividades menores como fotocopiado, elaboración de inventarios, logística, etc.
Y a los egresados de las IES, a todos aquellos que buscan empleo o ya tienen uno, a no permitirse ser parte de esta estadística, tener una alimentación sana y practicar deporte (la salud es parte la excelencia), desarrollar la apreciación estética (el arte es parte de la excelencia), conocer otras culturas (a través de medios electrónicos, impresos o de viajar), la excelencia cuesta: noches de desvelo, madrugar, estudiar, no entender, desesperarse, renovar la mente, cambiar hábitos, ampliar la visión, leer, leer, leer y actuar, actuar, actuar, anticiparse, actualizarse, aprender, aplicar, ¡tantos verbos!, ¡y nunca, nunca termina!
En este enlace pueden ver la entrevista que hizo Carlos Puig a la Directora del CIDAC, Verónica Baz:
http://tv.milenio.com/en_15/Entrevista-Veronica-Baz_3_253804659.html
Y en estos enlaces podrán leer el análisis que hace Carlos Payán sobre el tema:
Finalmente, este es el sitio del CIDAC y en donde se encuentran los resultados de la EPC: